URGE UN PARTIDO DE IZQUIERDAS
El momento actual deja una carencia bien a las claras:
España necesita urgentemente un partido de izquierdas. Pero no de esos que se
llaman de izquierdas porque se pasan la vida quejándose de la derecha, sin más
intención que esperar su turno. Ni esos otros que quieren aplicar a nuestra
vida pública las antiguas recetas de la abuela; esas que ya no hay quien se las
trague, porque los hábitos alimentarios han cambiado gracias a los últimos
adelantos de la dietética. Y menos, de los otros, los que no son ni chicha ni
limoná, como no sea para ofrecer una pequeña cifra que sumar.
Hace falta una izquierda a la altura de una sociedad moderna
y civilizada, que parta de presupuestos racionales, que se adapte a nuestra
sociedad actual; una izquierda, en suma, que ponga rumbo a la racionalidad,
olvidándose de populismos, tan contrarios a su ideario, pues fomentar el voto
de los idiotas, no contribuye al enriquecimiento personal de los ciudadanos, algo que debería de preocupar a una ideología progresista; puesto que no puede
haber progreso social, sin el progreso de los miembros de esa sociedad.
Una izquierda que se centre en la defensa de todos los
derechos de ciudadanía. No solo en unos cuantos; no es de recibo, desde la izquierda, atender únicamente a los derechos laborales, olvidando, por ejemplo, aquellos que se
conculcan en los diferentes territorios a sus ciudadanos, y
menos, si aquellos a los que se les niegan los derechos son los niños.
Toda democracia se basa en un equilibrio de fuerzas, por
tanto, no es admisible que a las fuerzas de la derecha se oponga un mero
folclore, la “España de charanga y pandereta, que dijera el poeta.
Es preciso una izquierda menos atenta a las encuestas y más preocupada
por sus ciudadanos.
Resumiendo: Se trata de menos puño y más cerebro.
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